Una alimentación sana ayuda a proteger a la población de la malnutrición, así como de las enfermedades no transmisibles, entre ellas la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer. La composición de una alimentación variada, equilibrada y saludable estará condicionada por las características de cada persona como edad, hábitos de vida, actividad física, contexto cultural, entre otras.
Según la Organización Mundial para la Salud (OMS) durante los dos primeros años de la vida de un niño, una nutrición óptima impulsa un crecimiento sano, mejora el desarrollo cognitivo, reduce el riesgo de sobrepeso, obesidad y de enfermedades no transmisibles en el futuro. Es por ello que la OMS recomienda lo siguiente:
- Durante los primeros seis meses de vida, la alimentación debería ser exclusivamente leche materna
- A partir de los seis meses de edad, la lactancia debería acompañarse con alimentos inocuos, nutritivos, sin añadir sal ni azúcares.
- La lactancia materna debe continuar al menos hasta los dos años
Muy interesante esta información, sin duda, la sal ni azúcares deberían estar dentro de la dieta de los niños menores a un año
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